Cada vez somos más conscientes de la importancia que las emociones tienen en nuestra vida. En muchas ocasiones, nuestro estado de ánimo puede repercutir directamente en nuestra alimentación y, por lo tanto, en nuestra salud. El mindful eating, o la alimentación consciente como le llamaríamos en español, nace como necesidad de mejorar la relación entre emociones y comida.
¿Y en qué consiste esta práctica? En pocas palabras, se trata de conocernos y estar atentos en el proceso de nuestra alimentación. Contemplar lo que hay en el plato, su sabor, textura, olor y aspecto. Pero, también debemos estar atentos a las sensaciones fisiológicas del hambre y la saciedad.
La esencia del mindful eating está en comer con intención y con atención plena, siendo conscientes de cada bocado que hacemos, escuchando las necesidades de nuestro cuerpo y nuestra mente, y evitando el comer por ansiedad.
¡Te damos 10 consejos para que puedas incorporar esta fantástica práctica a tu rutina diaria!
1. Conoce los beneficios que te puede aportar el mindful eating
Cuando utilizamos las herramientas del mindful eating para prestar atención a lo que estamos comiendo, y a como nos sentimos, estamos aprendiendo a reconectar con nuestras señales del hambre, saciedad y satisfacción con el cuerpo. Y esto nos puede aportar multitud de beneficios, como, por ejemplo:
- Controlar el picoteo y comer por ansiedad.
- Mejorar la salud y el peso corporal sin recurrir a dietas restrictivas.
- Disfrutar más de los platos y apreciar con mayor detalle sus características organolépticas.
- Ayudar a controlar la sensación de saciedad y las señales del hambre.
- Tener mejores digestiones y mayor aprovechamiento de los nutrientes.
2. El mindful eating te enseña a ser paciente
La alimentación consciente tiene como finalidad restablecer la salud y devolverte la sensación de bienestar al comer. Te aportará beneficios y resultados desde el mismo momento en que empieces a practicarlo. Pero, como cualquier otro proceso de cambio, no funciona igual para todo el mundo y requiere tiempo y paciencia para dar sus frutos. No te rindas si al ponerlo en práctica te cuesta un poquito más de lo que esperabas.
3. Opta por alimentos saciantes
No debemos prohibir ningún alimento, ni tampoco empezar a contar las calorías de nuestra dieta. No obstante, optar por alimentos saciantes y ricos en fibra, mejorará la sensación de plenitud y, por lo tanto, te ayudará a reducir la necesidad de picotear a lo largo del día.
Cuando buscamos mejoras en nuestra salud, resulta imprescindible incorporar en el plato alimentos nutritivos como las frutas, verduras, legumbres y frutos secos, entre otros.
4. Empieza las comidas tomando conciencia
Es algo habitual ponernos a comer porque “es simplemente la hora”, o porque hemos tenido un mal día en el trabajo. Una de las prácticas del mindful eating consiste en tomar conciencia de nuestras sensaciones fisiológicas y de las emociones que sentimos al comer. Puedes practicar, por ejemplo, preguntándote si realmente tienes hambre física y, en caso negativo, analizar el motivo que te lleva a la necesidad de comer.
No se trata de ignorar el hambre emocional, sino más bien de escucharla y respetarla. Con el tiempo, y con práctica, aprenderás a encontrar otras herramientas para calmar el hambre emocional sin necesidad de recurrir a la comida.
5. Platos y cubiertos adecuados, ¡tus mejores aliados!
El tamaño del plato que usamos puede modificar la percepción de la ración que vamos a comer y repercutir así en la mejora de la saciedad. Si escogemos, por ejemplo, un plato pequeño y lo llenamos, es posible que tengamos una sensación visual de plato lleno, aunque en realidad se trate de una ración pequeña.
Si al acabar seguimos con hambre podemos repetir el plato, pero prestando atención de nuevo a la sensación fisiológica.
Otra práctica interesante es la de dejar los cubiertos encima de la mesa entre bocado y bocado. De esta manera, controlamos el comer en “piloto automático”, y seremos más conscientes de lo que sentimos en nuestro estómago.
6. El mindful eating te ayuda a comer más despacio
La sensación de saciedad puede tardar 15-20 minutos en llegar, y aunque el ritmo frenético que llevamos no nos lo pone fácil, sería ideal comer sin prisa, saboreando cada bocado y prestando atención a lo que hay en el plato.
Comer despacio nos permite no solo disfrutar más de la comida, sino también tener una mejor digestión.
7. Come sentado
Comer de pie puede dificultar la tarea de ser consciente de lo que comemos y modificar, por lo tanto, la sensación de hambre y plenitud.
Pon la mesa cuidando la presentación y el orden de todos sus elementos. También debes tratar de preparar tus platos siguiendo la estructura del plato saludable, priorizando alimentos nutritivos y saciantes como las verduras.
8. Evita distracciones al comer
El uso de pantallas -como el televisor o los móviles- puede alterar también la percepción de hambre fisiológica, provocando que comamos más de lo que nos pide el cuerpo.
Sustituye la utilización de dispositivos electrónicos por música de fondo, o mejor, por una conversación relajada con tu familia o amigos.
9. Hidrátate
La sensación de sed puede confundirse, en muchos casos, con el hambre o la falta de saciedad. Mantener un buen nivel de hidratación durante el día, así como incorporar alimentos ricos en agua en las comidas, puede reducir la ansiedad por la comida.
10. ¡Utiliza todos los sentidos!
Comer va más allá de ingerir alimentos y nutrientes. Practicar la alimentación consciente significa disfrutar de la comida, de su olor, textura y aspecto. Por eso, es importante cuidar con detalle los alimentos que forman parte del plato, y saborear cada uno de los bocados utilizando todos los sentidos. En JA’E también utilizamos todos los sentidos al cocinar nuestras legumbres cocidas. Por eso, siempre las encontrarás con el mejor sabor, tiernas y deliciosas.
Esperamos que estos sencillos hábitos de mindful eating te permitan comer de forma más atenta y disfrutar más de los platos. En Ja’e te animamos a disfrutar de tu momento “especial” con cualquiera de tu platos… “Porque somos lo que comemos, con conciencia”. ¿Te animas a probarlo?