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La dieta flexitariana ¿un nuevo estilo de vida?

La crisis climática que estamos viviendo ha propiciado una mayor preocupación y concienciación medioambiental por parte de la población. Está claro que nuestros hábitos de vida repercuten directamente en el medio que nos rodea, por lo que conseguir pequeños cambios podrían suponer una notable mejora de la situación. La necesidad de encontrar una alimentación que cuide de nuestra salud, y que sea a la vez respetuosa con el planeta, podría explicar el crecimiento que ha experimentado la dieta flexitariana en los últimos años.

¿Quieres conocer en qué nos puede beneficiar esta nueva dieta? ¡Te lo contamos!

¿Conoces la dieta flexitariana? 

De la preocupación por nuestra salud y la del planeta, han surgido iniciativas como el ya conocido “Lunes Sin Carne” (o Meatless Monday, como se le conoce en inglés). Se trata de un movimiento a nivel mundial, que propone dejar de consumir carne y otros ingredientes de origen animal, por lo menos un día a la semana. La dieta flexitariana bien podría ser una extensión de esta campaña, ya que busca los mismos objetivos y se basa en el mismo principio de reducir el consumo de proteína animal. Veamos en que se basa.

El término “flexitariana” surge de la combinación entre “flexible” y “vegetariana”. Hace referencia a una dieta basada en productos de origen vegetal como base de la alimentación diaria, pero, sin excluir del todo la carne ni el pescado. La definición más apropiada sería la de “un vegetariano que esporádicamente consume carne y pescado”.

Más allá de la propia dieta, el flexitarianismo es un nuevo estilo de vida que responde a preocupaciones como el bienestar animal o la sostenibilidad del planeta, y que ha ganado muchos adeptos en los últimos años.

¿Qué otras opciones existen? 

Una dieta sostenible y respetuosa con el medio ambiente pasa, inevitablemente, por reducir el consumo de la proteína animal. Las que cumplen con este criterio son por excelencia la dieta vegana y la vegetariana, a la que ahora se une la flexitariana. Tal como indica su nombre, esta última es la más flexible de todas; eso podría explicar el rápido crecimiento que ha experimentado, ya que renuncia totalmente a ningún grupo de alimentos.

La dieta vegana, en cambio, es la más restrictiva en cuanto a consumo de productos animales se refiere. Se basa en utilizar únicamente alimentos con una procedencia 100% vegetal, por lo que no incluye lácteos ni tampoco huevos. En muchos casos, además, el veganismo contempla aspectos más allá de la propia comida. Se evita, por ejemplo, el uso de cualquier tipo de ropa que haya sido fabricada con cuero, lana de oveja u otros materiales que provengan de los animales. 

La dieta vegetariana, por su parte, estaría a medio camino entre la vegana y la flexitariana. No incluye el consumo de carne, pescado ni derivados, pero permite el consumo de huevos y lácteos.

Cuando organizamos nuestro día a días, además de seleccionar qué tipo de proteína consumiremos, es importante prestar atención a otros aspectos al hacer la compra. Adquirir producto local y de temporada siempre que sea posible, y priorizar productos frescos antes que los procesados, podrían ser buenos hábitos para empezar a cuidar del planeta y de nuestra salud. Además, deberíamos planificar con antelación el menú y comprar únicamente lo que necesitamos, evitando así el desperdicio alimentario

Beneficios de reducir el consumo de proteína animal 

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de carne entre la población es de dos a cinco veces superior a la cantidad recomendada. Reducir su consumo, a la vez que aumentamos la presencia de legumbres, verduras y frutas, puede aportarnos notables beneficios tanto para nuestra salud como para el planeta. 

Beneficios para el medio ambiente

La huella ecológica de la producción y consumo de carne es, sin duda, una de las grandes responsables de la crisis climática que vivimos.

  • Cambio climático y uso de recursos naturales. Un 14% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la ganadería. Además, la producción de proteínas vegetales, como las lentejas, requiere un gasto de agua mucho menor en comparación a la producción de carne animal. 
  • Deforestación. Alrededor del 70% de la tierra cultivable es ocupada por la ganadería, o bien, por cultivos destinados a su alimentación. El cultivo de las legumbres, por su parte, es un cultivo sostenible sin apenas impacto sobre el medio ambiente. Uno de los ejemplos claves de esta desforestación lo encontramos en el Amazonas que desempeña un importante papel en la regulación del clima mundial.

Beneficios de la dieta flexitariana para la salud

Aumentar la presencia de alimentos de origen vegetal conlleva, inevitablemente, un mayor aporte de nutrientes como la fibra, vitaminas y minerales, y una baja presencia de colesterol y grasas saturadas. Priorizar este tipo de alimentos frente a la proteína animal puede suponer una mejora en la prevención de enfermedades como la diabetes, o los problemas cardiovasculares. 

¿Qué alimentos no pueden faltar en la cocina?

Una dieta flexitariana, siempre que esté bien planificada, no supone ningún riesgo en cuanto a déficits nutricionales se refiere. Para ello, es necesario incluir ciertos grupos de alimentos en la lista de la compra ¡Toma nota!

  • Frutas, verduras y hortalizas, preferiblemente frescas y de temporada. Sea cual sea nuestra dieta, estos alimentos deberían ser la base del plato. Nos aportan una buena dosis de vitaminas, minerales y fibra
  • Legumbres. Son la principal fuente de proteína vegetal, por lo que son imprescindibles en cualquier dieta y es importante asegurar una buena ración de este grupo de alimentos todos los días. Sobre todo en aquellos días en los que no se vaya a consumir carne ni pescado. 
  • Frutos secos y semillas. Son fuente de grasas saludables, vitaminas, minerales y, en menor proporción, de proteína. Cuando el consumo de pescado azul se ve reducido es necesario añadir a diario un puñado de nueces, o semillas de chía o lino. Esta puede ser una buena forma de cubrir los requerimientos necesarios de omega-3. 

La dieta flexitariana ha venido, sin duda, para quedarse. Ser creativos en la cocina y apostar por nuevos sabores, puede hacernos más fácil este cambio en el estilo de vida. ¿Te animas con unas croquetas de legumbres? ¿O eres más de platos mexicanos como los tacos y burritos?

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